¿Educar a los niños en el bilingüismo desde muy temprana edad es un buen método de aprendizaje? ¿Les resultará difícil entender una lengua que no es la suya materna? ¿Les costará aprender a hablar si les hablamos en dos idiomas?
Estas y otras muchas preguntas se suelen hacer los padres a la hora de barajar la posibilidad de enseñar dos lenguas al mismo tiempo a sus hijos, y nada más lejos de la realidad, es más fácil de lo que parece.
No porque sean tan pequeños les vas a costar más, sino más bien todo lo contrario, los niños son esponjas y absorben todo lo que ven y oyen, resultándoles más fácil el aprendizaje de uno o varios idiomas.
De la manera más natural posible, es decir, igual que se introduce la primera lengua. Por ejemplo, si en casa uno de los dos padres es inglés (o francés o alemán…) mientras que uno le habla en castellano el otro puede hablarle en su idioma nativo. El niño va escuchando, imitando y construyendo su propio lenguaje. A partir del cuarto-sexto mes el niño es capaz de distinguir en que idioma se le está hablando y poco tiempo después puede empezar a emitir sus primeras palabras sueltas.
Se puede empezar con la segunda lengua lo antes posible, aunque esto no asegura al 100% que el niño tenga buenos resultados, por lo que hay que hacer especial hincapié en las siguientes condiciones:
Al contrario de lo que se suele decir, un niño que es bilingüe desde sus primeros meses, no le hace ser torpe con el idioma materno, es decir, no le va a costar hablar, sabe perfectamente diferenciar los dos idiomas, aunque nos pueda parecer todo lo contrario.
Aparte de que para su futuro, saber un segundo idioma (o tercero, o cuarto…) le puede abrir muchas puertas laboral y culturalmente.